Yo de mayor quiero ser pequeño

Pero al crecer, esas ideas se convierten en: "¿Cómo pagaremos las facturas a final de mes?" "Tengo que comer sano para no engordar. Hay que hacer la operación bikini!!" Todas esas libertades que una vez imaginamos resultan acabar en nada; en un simple Recuerda no destacar, ni para bien, ni para mal. Lo que la gente piense de ti es lo que importa realmente. Y hasta aquí hemos llegado.
Siendo adultos, nos pasamos la vida extrañando nuestra infancia, época durante la cual, a su vez, soñábamos con llegar a donde estamos ahora. Qué irónico, ¿no?
La solución: ser niños en cuerpos adultos. Y con ello no me refiero a jugar en parques y peinar muñecas (aunque, ¿por qué no?), sino a aprender a despreocuparnos. Despreocuparnos de las tonterías, despreocuparnos del "qué dirán". En definitiva: vivir, ser y sentir DE VERDAD. Eso, queridos lectores, eso es la verdadera libertad.
Alguien en el mundo
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